domingo, 2 de marzo de 2008

PARADOJA



La palabra limite suena a restricción, a cosas que no se pueden hacer, a incapacidad. A priori, es una palabra negativa, difícil de asimilar, casi violenta por las implicancias de su contenido.
Un limite es un borde, una línea delgada sobre la cual hay que moverse con precaución. Es parte de la vida, un componente indispensable para sobrevivir.
¿Quién pensaría que dentro de la dureza de su significado, estas seis letras encierran un mensaje de amor? Bueno, esto es lo que la psicología nos dice actualmente.
Parece que poner límites no solo está de moda sino que además es una prueba irrefutable de amor y buena paternidad. Traducido sería algo así: si le ponés límites a tus hijos es porque sos un buen padre y los amás.
Esta nueva concepción del límite es lo que le da significado a muchas teorías socioculturales actuales y lo que obliga a los padres a moverse dentro de ellas, obviamente para no “salirse de los limites”.
Es que si no actuás como dice la teoría, no sos un buen padre y tenés que hacer terapia, vos, tus hijos y toda la familia.
Lo que no queda claro en esta tendencia al límite es el papel que juega la intuición de padre en todo esto. ¿Qué pasa cuando tu voz interior te dice una cosa y las teorías te obligan a otra?
Es obvio que decir no a los más chiquitos es una forma de prepararlos para los no de la vida, que serán muchos y muy frecuentes. Los no te hacen crecer hacia adentro, te ayudan a encontrar la puerta de acceso a los si que tanto cuestan.
Pero aflojar los bordes del límite, incluso hasta deformarlo, es también parte de la tarea de educar. Es mostrar que existen otras formar de pensar y de actuar.
Y es también un acto de amor decir que si cada vez que nos sea posible.
El verdadero amor no está en poner límites sino en enseñar a trasponerlos sin dañar a otros, creciendo de verdad hasta encontrar el propio limite.
SANDRA 2/3/2008

2 comentarios:

Coni Salgado dijo...

La caricatura es hermosa!!! besitos!!!!

Loly dijo...

Llego a tu blog por casualidad y quedo meditando sobre lo que escribes.
Me muevo en ambientes de educación infantil y veo la nueva teoría de los límites un tanto sospechosa.
Estoy muy de acuerdo con tu enfoque.