lunes, 2 de marzo de 2009

JUNTOS


La casa está en penumbra y el silencio es quien domina. Aún así puedo escuchar tu respiración calmada. Casi puedo adivinar tus sueños: habrá luchas con espadas luminosas y carreras de autos muy locos.
También habrá pesadillas que te invadan a escondidas. Y no podré evitarlo, ni siquiera cubriéndote de besos.
Pero mañana será otro día y te abrazaré al despertar. Te diré que te amo y la tasa tibia de chocolate disipará cualquier fantasma que haya quedado atrapado entre tus sábanas.
Apuraré tus bostezos para que no llegues tarde.
Te pediré que seas bueno, que aprendas y te diviertas. Contendré las lágrimas al verte arrastrar la mochila y cerraré la puerta cuando tu cabeza haya desaparecido en el hueco oscuro del ascensor.
Pasaré mi día ocupada bajo el consuelo mentiroso de que nadie más paga las cuentas.
Y no estaré ahí cuando salgas del colegio, ni cuando llegues a casa y te enfrentes con mi ausencia habitual. Harás la tarea solo y te darás permisos sin consultarme.
Yo no veré la hora de que llegue el atardecer, que la jornada de trabajo termine para correr a casa, a tu encuentro, a tus brazos pequeños que me recibirán con el abrazo cálido que tanta falta me hizo todo el día.
Y cenaremos juntos y charlaremos y haremos planes para el fin de semana. Hasta que la casa vuelva a quedar a oscuras y ya no se escuche tu voz ni la mía y otra vez me siente en tu cama a verte soñar.
MAMÁ 2/03/2009